MERCADO LA MERCED
En la nave inicial, que da a la calle Colón, el protagonista es el
hornado. Es grato escuchar la sugestiva voz de las marchantes, ser
objeto de sus halagos, de la obligatoria probana (un pedazo del producto
para que el cliente lo pruebe) y la consabida sentencia: “pruebe, sin
compromiso”.
Para entonces, el mercado La Merced está ya repleto de personas,
lleno de voces y ofertas. La luz radiante del sol parece avivar los
ánimos y acentuar la vivacidad de los colores y las texturas, tanto que
nos parece estar dentro de un cuadro de Endara Craw.
La elección del hornado, es casi obligatoria en el mercado La Merced.
Nadie puede decir que ha estado en el lugar si no ha probado la
delicada carne de cerdo, que es considerada la mejor preparada y más
sabrosa del Ecuador.
Los estantes, adornados con madera, forman un rectángulo, en cuyo
interior, se han instalado mesas para que el degustador pueda cumplir
con otro de los requisitos a la hora de comer: compartir amenamente con
amigos y familiares.
La jovial comerciante ha tratado de mantener la costumbre familiar. Por eso, los sábados expende los jugos de frutas con hielo del nevado Chimborazo. “Lamentablemente esta hermosa tradición corre el riesgo de desaparecer porque Baltasar es el último hielero del Chimborazo y del país”